Todos queremos ser felices y creemos que tener una pareja nos dará esa felicidad que tanto buscamos. Todo va bien mientras la tenemos, pero ¿qué pasa cuando esta relación se acaba?, ¿Cuándo la persona en la que hemos puesto tantas expectativas y sueños se va de nuestro lado y nos deja?, ¿cómo nos enfrentamos a situaciones como éstas?, ¿cómo vivimos la vida a partir de ese momento? Para la gran mayoría, ésta es una situación muy difícil y dolorosa, aparecen muchos miedos, inseguridades, decepciones, resentimientos y el dolor puede ser muy profundo…
¿Y por qué es esto?, ¿por qué sentimos tanto dolor? La gran mayoría cree que porque hemos perdido a la persona que “nos hace felices” o que nos da seguridad, amor o compañía. Pero, ¿qué tal si esta no es la causa real de nuestro dolor? ¿Qué tal si está en nuestras manos el sentirnos bien independientemente de que esa persona esté o no a nuestro lado?
Y para ello te invitaría a que sigas estos 5 pasos:
Nota cuáles son los pensamientos que aparecen en tu mente cuando te sientes mal. ¿Qué es lo que te dice tu mente? Es posible que te diga cosas como: sin él o ella no podré ser feliz, no soy lo suficientemente bueno/a, es muy difícil y triste estar solo/a, necesito a alguien a mi lado para ser feliz, se ha ido con alguien mejor que yo, que pensarán los demás de mí, no podré encontrar a otra persona, hay algo malo conmigo por eso se ha ido…Nota los pensamientos dolorosos y estresantes que aparecen, pensamientos de los cuáles no somos muchas veces siquiera conscientes. Cuando creemos pensamientos como estos, no es de sorprender que nos sintamos como lo hacemos… Cuestiona estos pensamientos dolorosos y comprueba si son “verdaderos”. Si te permites cuestionar la veracidad de lo que tu mente te dice, te darás cuenta que en realidad, lo que te hace sufrir no es que la persona se haya ido si no lo que tú crees que eso significa, la historia que te cuentas…Pregúntate si es verdad, si puedes saber que es verdad con “absoluta certeza” (y por favor responde con un simple sí o no…) que sin él o ella no podrás ser feliz, que no eres lo suficientemente bueno/a porque tu pareja se ha ido, que es muy difícil y triste estar solo, que “necesitas” a alguien a tu lado para ser feliz, que se ha ido con alguien “mejor” que tú, que los demás pensarán mal de ti , que no podrás encontrar a otra persona, que hay algo malo contigo por eso se ha ido…Cuando no cuestionamos estos pensamientos y “creemos” que son verdad sufrimos, la pasamos mal, y cuando no nos creemos estos pensamientos o no tenemos estos pensamientos en nuestra mente estamos bien… Haz la prueba, intenta ver cómo sería tu vida sin esos pensamientos que te agobian… Intenta imaginar (aunque al comienzo pueda serte difícil) cómo sería tu vida y tu día a día si no pudieras tener esos pensamientos en tu cabeza, es muy probable, que entonces estés en paz, y viviendo el momento relajadamente incluso disfrutándolo…Si esto se te hace difícil, nota cómo cambia tu estado de ánimo y te entristeces o molestas cuando aparece cualquiera de estos pensamientos en tu mente, y nota o recuerda cómo te sientes en aquellos momentos en los que “te olvidas del tema” y estás pensando en otras cosas, o alguien te llama por teléfono y te distraes, o simplemente por la razón que sea te has olvidado por un momento de la ruptura…¿Puedes ver cómo cambia tu vida y tu estado de ánimo? ¿Puedes ver cómo tu estado de ánimo varía dependiendo de los pensamientos que tengas en tu mente? Busca las pruebas de cómo “lo contrario” de lo que crees y te hace sufrir puede ser tan verdadero o más… Y esto es clave, porque te ayudará a corroborar que lo que crees y te hace sufrir no es verdadero… Si el pensamiento es que “sin él o ella no podré ser feliz”, lo contrario sería “sin él o ella podré ser feliz” busca pruebas de esto. Aquí algunos ejemplos 1) no puedes saber el futuro y por consiguiente no puedes saber cómo te sentirás más adelante 2) si antes de conocer a esa persona no la necesitabas para ser feliz o estar bien ¿por qué no podrás serlo ahora? 3) piensa en relaciones anteriores que hayan terminado y cómo pudiste volver a ser feliz después de eso… o casos de personas cercanas que hayan vivido experiencias similares y volvieron a ser felices después de una ruptura…Busca tus propias pruebas. Cuando nos permitimos ver lo que “en realidad” nos afecta y descubrimos que no es la otra persona sino las historias que nos contamos de lo que estamos viviendo, podemos ver que entonces sí podemos hacer algo al respecto, podemos trabajar y cuestionar esos pensamientos que tanto dolor nos causan…
Y en lugar de pensar una y otra vez en todo lo “negativo” que crees que significa que esta persona se haya ido, te invito a que pienses en todas las razones por las cuales tu vida es incluso mejor ahora gracias a esta experiencia. Y aunque pueda parecer difícil siquiera abrirnos a esta posibilidad o hacernos esta pregunta, si lo que realmente quieres es estar bien, te recomiendo de corazón que reflexiones sobre esto.Nota lo que quizás hasta ahora no has observado, ¿por qué, si Dios o el universo, (como quieras llamarlo) es “amable y amoroso”, por qué habría elegido esta experiencia para ti?, ¿por qué tu vida, la de quienes te rodean y el mundo “es mejor” gracias a esta experiencia?.Haz la lista con calma, con el corazón abierto, porque esto puede ayudarte mucho a recuperar tu bienestar. Quizás puedas “apreciar” que tendrás más tiempo para ti, que podrás retomar o empezar a hacer cosas que te gustan y habías dejado de lado, que ya no tendrás quizás las discusiones que tenías, podrás leer los libros que querías leer, ver los programas que a ti te gustan, darte el tiempo y la atención que muy posiblemente no te estabas dando, ponerte nuevamente en primer lugar… ¿Y de qué manera podría ser mejor la vida de otros gracias a esto? Porque tu familia y amigos podrán disfrutar más de tu compañía ahora, porque tendrás más tiempo para los demás…
¿Y de qué manera el mundo será mejor gracias a esto? Quizás tengas más tiempo para ser de servicio para otros, o puedas dedicar más tiempo para desarrollar tu creatividad y ayudar con esto a otros. Estos son sólo algunos ejemplos, busca tú las razones que son válidas para ti, por más sencillas que parezcan, date ese regalo.
Porque cuando vemos que aquello que parece tan terrible y negativo, no lo es, entonces podemos recibirlo con aceptación e incluso con curiosidad y hasta entusiasmo, y podemos ver que nuestra vida continua y que nuestra vida sin pareja puede ser tan buena como nos lo permitamos…
Mientras más nos aferramos a algo que ya no es, más sufrimos… No podemos controlar cómo actúan otras personas pero sí cómo nos sentimos al respecto… Como decía Marco Aurelio, filósofo y emperador romano “Si te afliges por alguna causa externa, no es ella lo que te importuna, sino el juicio que tú haces de ella. Y borrar este juicio, de ti depende”.
La realidad es que en este momento esa persona ya no está a tu lado y puedes vivirlo de dos maneras: con sufrimiento, dolor y resentimiento o puedes aceptar y “amar” esta nueva etapa de tu vida, sacar lo mejor de ella, disfrutar de TU compañía y apreciar los regalos que esta nueva experiencia te trae, ¿qué eliges?
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Sobre el autor: Sandra Iozzelli se especializa en ayudar a otros a reducir el estrés, la negatividad, el miedo y las barreras mentales de sus vidas. Si quieres conocer los simples pasos que puedes aplicar para reducir el estrés independientemente de lo que esté sucediendo en tu vida, solicita gratuitamente su “Guía práctica para liberar el estrés”
Hoy vengo a proponeros un ejercicio para liberar el corazón. Un corazón libre será capaz de aprovechar de nuevo la oportunidad del amor verdadero que se le pueda presentar.
Autor foto: alexbruda
Cuanta más edad, más experiencia. La edad suele hacernos más sabios, pero también más prudentes a la hora de arriesgar nuestro corazón. La prudencia es necesaria, pero debemos tener cuidado de que no se convierta en un escudo que impide la posibilidad de volver a sentir y vivir el amor de pareja.
Veamos, sin nos paramos a pensar seguro que no tardaríamos demasiado en responder a la pregunta de “¿te han roto el corazón alguna vez?”.
Nos guste aceptarlo o no, el hecho de sufrir por amor forma parte de las experiencias de la vida. Y nos parezca extraño o no, ese sufrimiento bien encauzado puede hacernos crecer y descubrir la felicidad.
Vale, a estas alturas, si estás leyendo esto seguro que recuerdas algún momento así, o incluso lo estés viviendo ahora. Esa es la parte negativa, el dolor del corazón roto.
Un corazón roto genera y dibuja en nuestra mente etiquetas muy destructivas: “es que los hombres son todos unos inmaduros”, “en cuanto te echas novia se te acabó la vida”, “nadie me querrá nunca”, “jamás volveré a amar a alguien como le amé a él/ella”, “¡Si no es él/ella no puede ser nadie más!” etc.
Consecuencias destructivas de estas etiquetas:
Me convierto en la víctima de mi ex. “Pobre de mí que me ha hecho todo esto”. Y ahí estoy yo regocijándome en mi propio dolor y autocompadeciéndome hasta el infinito. Pasas a ser un agujero negro donde cualquier otra posible pareja que entra se ve absorbida por “tu mal rollo” y terminas volviendo a quedarte solo/a porque no aguanta tu negatividad, desconfianza o exigencias.
Me convierto en el héroe que puede con todo. “¡Me da igual! ¡Qué le den! ¡Yo puedo superar esto sin problemas!”. Y claro, te conviertes en ese guerrero/a que pasa a comerse el mundo e inconscientemente a machacar a todo el que tiene alrededor. Entonces aparece una posible pareja y en seguida te pones a la defensiva inconscientemente haciéndole pagar por todo lo que te hicieron con pensamientos del tipo “esta vez no me la cuelan”, “no pienso volver a implicarme tanto como para que me haga daño”, etc.
Ok. Todos hemos caído alguna vez en este tipo de etiquetas y consecuencias. Pero es un círculo que nos aleja completamente de la oportunidad de volver a sentir amor verdadero. Nos convertimos en una especie de proyector de cine, que proyecta la película triste de nuestro pasado sobre nuestra nueva pareja impidiéndonos ver a quién tenemos realmente delante.
¡Vamos a “aligerar” un poco este mecanismo!
Coge una hoja de papel en blanco y bolígrafo que te guste (incluso si quieres usa lápices de colores) y hagamos un ejercicio de limpieza.
Si te pregunto “¿qué cambiarias de aquella situación que te hizo tanto año?” seguramente sabrás decirme qué es lo que no te gustaba de él o de ella o incluso tal vez reflexiones sobre tu comportamiento en la relación y descubras que tampoco fue el más correcto.
Rellena una hoja por cada relación triste que hayas tenido. Haz tres columnas (te recomiendo que pongas la hoja en horizontal para que las columnas tengan más espacio para escribir):
“LO QUE ME GUSTÓ”: escribe en esta columna las actitudes que te gustaban de tu pareja y de ti cuando estabais juntos.
“LO QUE DOLIÓ”: esta columna es para describir con pelos y señales qué te hizo daño. Ojo, no sólo de lo que te hizo tu ex, sino también lo que has visto que tú hiciste mal o el dolor que tú también generaste.
“LO QUE APRENDÍ”: por último en esta columna escribe las reflexiones que hayas podido hacer al respecto de cosas que te hubiera gustado cambiar o que ahora has entendido que fueron erróneas tanto por su parte como por la tuya.
Cuando acabes te sentirás mucho mejor y adoptarás una postura más neutral sobre lo que son las relaciones. Tendrás el “cuadro completo de lo que pasó realmente”. Ya lo verás, tan sencillo y tan mágico… ¡¡¡ El dolor sólo está ahí para decirnos qué es lo que debemos mejorar de nosotros mismos y de las decisiones que tomamos !!!